La esponja konjak es originaria de Asia Oriental, específicamente de Japón.
El cultivo y uso de la planta konjac (Amorphophallus konjac), de la cual se obtiene la harina para producir las esponjas konjak, tiene una larga historia en Japón que se remonta al siglo XVII. Inicialmente se usaba a nivel medicinal y culinario como espesante pero con el tiempo, los japoneses utilizaron la harina con propiedades gelatinosas de la raíz de la planta konjac para la elaboración de esponjas.
El principal ingrediente de estas esponjas, contiene glucomanano, una fibra soluble con excelentes beneficios cosméticos.
Las esponjas konjak son suaves, no abrasivas y tienen una capacidad única de retener agua. Cuando se humedecen liberan cantidades generosas de agua y nutrientes que limpian en profundidad la piel eliminando impurezas. Al mismo tiempo, mantienen la piel hidratada y mejoran su aspecto.
Además, el glucomanano en las esponjas konjak ayuda a eliminar el exceso de grasa y sebo de la piel, equilibrando los niveles de pH y contrarrestando los efectos del acné. También tiene propiedades calmantes que alivian la piel irritada o sensible.
Las esponjas konjak son 100% naturales y biodegradables. A diferencia de las esponjas plásticas, no contribuyen a la contaminación ambiental. Después de usarlas, se descomponen fácilmente sin dejar residuos tóxicos.
En el campo de los tratamientos faciales, las esponjas konjak se utilizan para aplicar y retirar limpiadores, mascarillas y exfoliantes. Permiten una limpieza profunda que deja la piel limpia, tersa y radiante. Además, son ideales para el cuidado diario de todo tipo de pieles, incluso las más delicadas.
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